El pasado toca mi puerta, la toca me mira y se va, ya no puede hacerme daño aquello por lo que tanto lloré, ya nada de eso existe, porque de pronto me vi rodeada de muchas personas valiosas, que se acuerdan de mi siempre, y empecé a reconocerme frente a un espejo, pero sin duda, lo más importante de todo, te conocí.
Te busqué durante mucho tiempo, seguí tu reflejo en canciones, en sonetos, en poesías, hasta los pintores mas famosos retrataban tu figura, logré entender que dentro de mi existías, en el momento preciso que llegara y tocara mi puerta, pero para quedarse y por siempre.
Entonces resulta que me vuelo, me voy en las medias volás y me pierdo del mundo terrenal y fantástico para embarcarme en mis pensamientos por un momento, o quizás la reflexión es mas de lo normal, no lo sé, pero si puedo entender que en este punto me siento como si volviera al pasado, pero de una forma dulce, a mi sentir, lo estoy disfrutando mucho más, lo estoy sintiendo más, y no me toca con un hielo, con una soga o con una bala dentro de mi, porque ya no estoy dentro de un frezeer.
Puedo abrazarte esta noche, aunque estés durmiendo, y puedo sentirte aunque la tontera no acabó y también puedo decirte que me cuesta años luz ser orgullosa.
Prefiero vivir montañas y valles, y quedarme en ello por los momentos en los que paso sobre ellos, y ahí me quedo y ahí vivo en ningún otro lado, aquí y ahora, y como llegas te vas te marchas, luego vuelves y te quedas, pero lo más profundo siempre está, deja de ser emoción para posarse dentro mío y quedarse solo ahí, ya que siempre estuvo y nunca se fue, solo esperaba el mejor momento para presentarse.
Y llegó y existe y es real, lo puedo tocar, incluso respirar, puedo ver colores en el viento como colores en las calles, todo se tiñe, se transforma y en su todo contenido en muchos hartos y pocos caos, termina formando un nuevo mundo, compartido y de dos, por ti y por mi.
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